El conflicto educativo del TIL en Baleares (2013-2014).
El color verde, el color de la protesta social contra el TIL y la actual política educativa del Govern.
En el curso escolar de 2013-2014, desde su inicio en septiembre, ha estallado un grave conflicto en el sector educativo balear. El desencadenante ha sido la nueva política lingüística del Govern conservador.
Se ha roto el consenso histórico entre los partidos gobernantes, de derecha e izquierda, fraguado desde el inicio de la autonomía de las Baleares en 1979, de que el modelo educativo respecto a los idiomas oficiales catalán y español debía ser la inmersión educativa en catalán, como razonan los expertos en pedagogía lingüística y las experiencias más exitosas en España (Navarra por ejemplo) y otros países europeos, y en consecuencia se daba la mayoría de las asignaturas en este idioma, sin marginar empero al español, que es de uso corriente en la escuela (en la mayoría de las clases se usa regularmente en las explicaciones), los medios de comunicación y la vida económica y cultural, mientras que se procura mejorar el dominio del inglés, el alemán o el francés.
Los idiomas extranjeros se fomentaban progresivamente con la extensión de las asignaturas de esos idiomas, la contratación de profesorado especializado y el apoyo a la formación del alumnado con problemas de aprendizaje. Con los años se habían conseguido resultados notables, por ejemplo con el programa Secciones Europeas, y en algunos centros educativos se había logrado, por ejemplo en el IES Bendinat de Mallorca, que los alumnos tuvieran en inglés hasta tres asignaturas durante el mismo curso. Si no se podía más no era por oposición de los profesionales o de los padres, sino porque no había más recursos, y todo ello se hacía procurando que no fuera en detrimento del conocimiento del catalán o el español, como demostraban las pruebas comparativas, que revelaban que en Baleares el conocimiento de estos idiomas (o el inglés) no era inferior al que había en Cataluña o la Comunidad Valenciana. Aunque sin duda fuera menor de lo deseable.
El Govern actual ha incumplido sistemáticamente su programa electoral de 2011 en todo tipo de cuestiones, como impuestos, sanidad, bienestar social, relaciones institucionales, transporte, fomento económico o medidas contra el desempleo..., alegando que no hay dinero para cumplirlo. En educación han quitado gran parte de los medios que se habían logrado con tanto esfuerzo en el pasado. Se han recortado las clases de refuerzo y de apoyo a alumnos con dificultades, las ayudas de comedor o compra de libros, las becas para alumnos, los sexenios de formación para el profesorado, y se ha paralizado la contratación de profesorado, que se añade a la drástica reducción de sus salarios o la poda brutal de los presupuestos de ciencia e investigación. Y hay más medidas, siempre de recortes. Todo esto lo ha hecho el Govern del PP hasta ahora sin consenso con los sindicatos, las organizaciones sociales y los otros partidos.
Y ahora el PP ha entendido que podía aplicar un punto aislado de su programa, un tema que pensaba que tal vez no tendría un costo económico importante y que le congraciaría con el sector nacionalista españolista de su electorado, cuyo apoyo veía en peligro por los incumplimientos anteriormente reseñados.
Si en su programa electoral el PP prometía consenso con la comunidad educativa para pactar la mejora de la enseñanza en otros idiomas, invirtiendo más medios y actuando con gradualidad a medida que el profesorado y el alumnado estuviera preparado, lo que en definitiva decía lo mismo que el modelo que había antes, ahora ha dado un golpe de timón y lo ha reinterpretado de modo contrario a la razón.
El presidente Bauzá y sus portavoces proclaman ahora que el altísimo fracaso escolar en las Baleares, históricamente superior al 30% e incluso cercano al 40% algunos años, no se debe a la falta de inversión educativa y de una mejor gestión, así como del nefasto efecto llamada del trabajo fácil en la construcción (antes) o el turismo (siempre), sino que el gran (único) culpable es el modelo de inmersión lingüística en catalán, de cuyas "cadenas", dice Bauzá, él es nuestro liberador. Así, de paso, se pretende achacar a los reformistas y progresistas todos los males actuales de la educación, como si los gobiernos del PP fueran inmaculados al respecto. Ergo, la solución demagógica, sin contar con el menor apoyo científico, es que hay que acabar con la inmersión y hay que dar un trato igual e inmediato a un terceto de español, catalán e inglés, e incluso se sueña con convertirla en un cuarteto, metiendo el alemán. El engendro legislativo se llama Tratamiento Integrado de Lenguas (TIL) y este curso 2013-2014 ya afectaría a 36.000 alumnos y en pocos años a la totalidad de los cerca de 150.000 que hay en Baleares.
El TIL impone subir en la Enseñanza Secundaria las horas de formación a los alumnos en inglés y español detrayendo esas mismas horas al catalán, y lo hace sin restablecer los medios didácticos que previamente había quitado, sin contar con los libros y materiales adecuados, sin tener suficientes profesores bien formados en pedagogía de idiomas, sin haber preparado a los alumnos para el cambio, o sea sin contar con lo que se necesita para que el tinglado no resulte al final en un rotundo fracaso escolar.
¿Alguien puede creer sinceramente que un sistema educativo que padece este elevado fracaso escolar puede mejorar reduciendo los medios con que cuenta y complicando todavía más la educación de unos niños con graves carencias de comprensión y expresión? ¿No sería mejor analizar las causas del problema con la participación de todos los agentes de la comunidad educativa, desde los propios alumnos y sus padres a los profesores, los directivos de los centros públicos y privados, y los expertos en educación? ¿Y, puestos primero de acuerdo en los remedios, no habrá después que buscar los medios económicos y meditar las medidas organizativas para aplicarlos en un proyecto a largo plazo?
Los profesores y maestros, en abrumadora mayoría, con el apoyo mayoritario según las encuestas de los alumnos y padres, han respondido con protestas, manifestaciones y huelgas masivas. Lamentan perder los días de enseñanza o, puestos en plan material, los cien euros de salario por cada día de huelga, pero lo consideran un asunto menor comparado con su preocupación por el daño que el TIL causará a los alumnos. Y seguirán protestando todo el curso por reivindicar una causa justa. Puede que no sea mediante huelgas, pero hay mil y una otras posibilidades de manifestar su oposición.
Los motivos de los que protestan son muy diversos, y para muchos o para todos de los participantes, se juntan en proporciones variables varias de las causas que ahora siguen.
Una parte, la gran mayoría en mi opinión de acuerdo a las conversaciones que como profesor tengo con mis compañeros, entiende con claridad que el TIL va a agravar sensiblemente el fracaso escolar en muchas materias, a cambio solo de una leve mejora en las notas de inglés y español.
Otra parte de los profesores, y es una causa que se añade a la causa anterior, está encendida con el Govern del PP porque ha hecho recortes durísimos de cerca del 25% en sus ingresos salariales, y además ha agravado sus condiciones laborales, por ejemplo con menos sustituciones por enfermedad y escasas contrataciones de interinos u oposiciones para ingresar en el cuerpo de profesores. Piensan que, si no se oponen ahora, el Govern irá todavía más lejos en sus recortes.
Otro segmento del profesorado es catalanista (o mallorquinista o el adjetivo que se quiera, tanto da en este asunto) y entiende que una medida que implique reducir de un modo tan significativo la enseñanza del idioma catalán es una agresión directa a la lengua y la cultura propias de las Baleares. Entiende que el TIL es un ataque españolista ilegítimo y antidemocrático que pretende reducir el conocimiento del catalán solo porque el PP cree que a la larga la difusión de este idioma reduciría su base electoral y favorecería el nacionalismo o el regionalismo mallorquín. La radicalización catalanista es un hecho, pero es una radicalización que en realidad agrada al PP porque a su vez le rearma ideológicamente con su lema tan querido: “el PP español versus los nacionalistas separatistas de izquierdas”. En una idea que, a su manera, decía Thatcher e hizo suya Aznar, esto es la política es un combate ideológico entre ideas contrapuestas en el que solo puede ganar una, sin componendas, y además, si no tienes un enemigo tienes que crearlo si quieres ganar las elecciones. Creen muchos que el PP no quiere arreglar el problema sino que pretende estropearlo más para así encender la vida política y desviar de este modo la atención de la crisis económica, un tema que incomoda al PP porque colisiona con la imagen que necesita cultivar de que la economía va mejor con sus gobiernos, pese a las evidencias históricas de lo contrario.
Un segmento con una visión intelectual progresista cree que el derecho a tener una educación de calidad que favorezca la igualdad de oportunidades es un derecho humano, la mejor vía de ascenso social de los desfavorecidos. Luchará porque sigue con atención los medios de comunicación proclives al PP e interioriza las amenazas desveladas de sus intelectuales más extremistas, que son de este tenor: hay que hundir la educación pública porque ahí están las bases sociales de la izquierda, hay que roer la educación pública porque hay que favorecer los intereses de nuestra educación privada, hay que aplastar la educación pública porque no hay derecho a que nuestros impuestos paguen la educación de los hijos de los trabajadores o de las clases medias (porque luego querrán ser como nosotros), hay que destrozar la educación pública de calidad porque solo necesitamos que sus alumnos sean camareros y peones. Hay más argumentos de este jaez en los blogs y otros medios derechistas. Y todos espantan.
Hay los profesores que no abandonarán a los directores de institutos que han sido sancionados por el Govern por resistirse a su tragalá. Creen que defender a sus compañeros es un deber ético.
Hay los que defienden la libertad de expresión en los centros educativos y consideran que la Ley de Símbolos es una imposición antidemocrática que pretende silenciar a los críticos y desconocer el derecho de expresión.
Hay los profesores interinos que protestan porque no se ha contratado a cerca de un millar de ellos, porque no se les pagan los salarios del verano y porque no salen nuevas plazas a oposición.
Hay los alumnos que sienten miedo de su negro futuro académico y profesional, y para afrontarla con garantías sueñan o desean una enseñanza de mejor calidad, y razonan que el TIL y los recortes no son el camino correcto, sino obstáculos que una política reaccionaria ha puesto para que fracasen y caigan en la marginación social.
Hay los que sufren los brutales recortes en las becas de comedor, en el transporte escolar, en la compra de libros, en los refuerzos educativos para niños con problemas de aprendizaje, y se suman a la protesta porque quieren revertir esas injusticias e impedir otras nuevas.
Hay los padres que ven todo lo anterior, que ven como pierden sus empleos, que bajan sus sueldos, que se congelan sus pensiones, que suben sus impuestos, que se reducen sus servicios públicos a fin de conseguir decenas de miles de millones para subvencionar a los banqueros quebrados, que sienten que se desmonta cruelmente el Estado de bienestar y prevén que sus hijos van a vivir peor que lo que vivieron ellos, y comprenden que el TIL es otro castigo más, y encima el Govern pretende vestirlo como una maravillosa e inevitable reforma para que cuele.
Y es indudable que hay una oposición en la calle de quienes pretenden erosionar al PP, aprovechando su mayúsculo error de juicio, Aquí se aglutinan desde los regionalistas hasta la izquierda socialista, desde el PSOE a Més u otros, y lo hacen con motivaciones políticas, claro está, pero eso no significa que no sea una oposición justa.
Como se ve, los motivos para la protesta son numerosos, lo que explica la amplia transversalidad del movimiento, que integra a militantes y simpatizantes de todos los partidos (incluso muchos votantes del PP), a profesores, padres, alumnos y ciudadanos, a jóvenes y mayores, a políticos y apolíticos.
Este conflicto, en suma, ha radicalizado y dividido a la opinión pública, y el resultado a medio plazo puede ser muy negativo: más fracaso escolar, menos competitividad de nuestros alumnos en un mundo que exige más altos estándares educativos, y un acrecentamiento de las dificultades para lograr el imprescindible consenso entre todas las organizaciones políticas y sociales que debiéramos buscar todos los involucrados en la educación.
¿Hay esperanzas de arreglo? Probablemente la solución solo vendrá cuando la crisis sea insoportable para una amplia mayoría social. Puede que el Govern dé marcha atrás y acepte negociar, aceptando que con los medios actuales aplicar el TIL es una pretensión incoherente y retirando las normas más absurdas o dilatando su aplicación. Pero esta salida es muy improbable si no se modera la ideología extremista o no cambia la correlación de fuerzas dentro del PP.
Si no se soluciona en esta legislatura, la única opción paa muchos votantes será apear al PP del poder en las próximas elecciones y revertir el dislate con una nueva mayoría política, más atenta a la voz del pueblo.
La manifestación del 29 de septiembre de 2013.
El domingo 29 de septiembre de 2013 la manifestación convocada en Palma de Mallorca contra el TI, en la Plaza de España y que ha recorrido parte de las Avenidas hasta la Plaza de la Constitución, ha sido multitudinaria, probablemente la mayor en la historia de Mallorca, con cerca de 100.000 participantes, muchos venidos de los pueblos, en un ambiente festivo, en el que no ha habido ni un solo grito contra el PP, pero sí contra el presidente Bauzá, a quien se ha exigido la dimisión. Otras manifestaciones, menos concurridas, se han efectuado en las islas de Menorca, Ibiza y Formentera, y en Barcelona.
La negociación.
La negociación entre las dos partes está refrenada por la escasa voluntad de acuerdo del sector más cerril del Govern, que se niega a suspender la aplicación inmediata en la Primaria y ofrece que este primer año sea voluntaria en la Secundaria, una oferta que intenta dividir al movimiento de protesta, y que en cuanto a los recortes contra la educación responde que no hay más remedio porque no hay dinero (un dinero que sí encuentra para aplicar las medidas que les interesan y congenian con su ideario político conservador, como es la educación privada o la segregación por sexos).
¿Dónde encontrar un punto de equilibrio? Es evidente que el Govern no puede ceder en todo, porque tiene el derecho de promover sus reformas, porque perdería su imagen de firmeza ante otros sectores que protestarían a continuación y porque el grupo más ultra que hoy domina la cúpula del PP no lo aceptaría. Del otro lado, es indudable que los que protestan tienen razones muy sólidas. La cuestión es donde puede haber un dificilísimo punto de encuentro.
En mi opinión el Govern debe comprometerse a no aplicar nuevos y mayores recortes en la educación, y debe aceptar la negociación estable y eficaz en una mesa sectorial muy representativa que tenga el objetivo de pactar cómo recuperar la inversión educativa a largo plazo, en cuanto a los interinos, las becas, las ayudas y todo tipo de medidas que están en boca de todos. Y una medida que todos verían como un gesto de respeto y diálogo sería retirar de inmediato los expedientes a los directores represaliados. Esto infundiría la calma y la esperanza a la comunidad educativa, y apaciguaría la ira actual. Hay gente en el Govern y el PP que comprende la situación y entiende que hay que negociar y eso significa siempre ceder y conseguir algo a cambio. No debemos ponernos aceptar jugar el fácil papel de víctimas injustas ni colgar sambenitos a los que no piensan igual.
En cuanto al TIL vayamos por partes. Este mundo globalizado (y más que lo será) exige conocimientos muy variados y entre ellos destaca un dominio lingüístico avanzado, y los informes (por ejemplo los PISA) dejan bien claro que en Baleares estamos muy lejos de la excelencia en este asunto, Hay pues un consenso generalizado en la sociedad acerca de que debemos mejorar la enseñanza en idiomas. Un escolar balear debería acabar los estudios de educación obligatoria a los 16 años con una competencia plurilingüe, esto es dominando por lo menos las dos lenguas oficiales, el español (con un dominio aplastante en los medios de comunicación) y el catalán (de menor uso social todavía, por lo que requiere un apoyo especial), y el inglés (imprescindible en el mundo actual como lingua franca), y además, si es posible, conocer bien otra lengua, sea el alemán u otro.
¿Cómo conseguirlo? Los expertos concuerdan en que hay que procurar una inmersión temprana en los idiomas, para lo que es imprescindible un amplio compromiso social y político. De poco sirve dar unas asignaturas más en un idioma si no se acompaña de medidas tan simples como que los infantes desde muy temprana edad vean las películas y los dibujos animados (¿para cuando los programas infantiles de IB3 en inglés?) y lean materiales didácticos en el idioma correspondiente; que haya programas baratos de estancias veraniegas para los alumnos en los países adecuados; que haya maestros y profesores bien preparados, lo que exige años de duro estudio que hay que planificar y subvencionar; que se den clases suficientes en los respectivos idiomas en horario escolar (y/o fuera) y más de apoyo si es necesario, a los niños desde los seis años en adelante; y que además de la asignatura propia del idioma haya una o más asignaturas de refuerzo en las que se use ese idioma como lengua vehicular, y eso tiene como límite que no se debe acabar por reducir a la irrelevancia a los dos idiomas oficiales propios.
Y como es imposible que haya profesores en todas las escuelas y en todos los institutos para enseñar todos los idiomas que tenemos en mente, porque eso supondría un costo inasumible, debemos negociar y acordar un mapa escolar con colegios e institutos especializados. En todos hay que tener el catalán,el español y el inglés, y además debe haber centros que se especialicen en uno o varios idiomas más: por ejemplo, debería haber muchos en alemán (un idioma muy demandado en Baleares), pero no deberían faltar algunos (estratégicamente situados) en francés, italiano, ruso, chino o árabe u otros con demanda confirmada, idiomas que representan culturas y mercados para los que la sociedad y la economía balear exigen contar con gente muy preparada. Un razonable objetivo final sería cerca del 40% a 50% en catalán (el idioma que requiere más apoyo en Baleares), un 20-25% en español y otro tanto en inglés, repartiendo el porcentaje restante entre estos idiomas u otros (por ejemplo, en un centro donde haya alemán se requeriría esta asignatura y cuando fuera factible además debería haber otra materia para reforzar su práctica, lo que lo implicaría cerca del 20% de las horas lectivas). Como se ve, es imposible fijar porcentajes fijos e inmutables, pero sí es lógico movernos entre unas bandas fluctuantes según el nivel del curso, la composición social del centro y los objetivos pedagógicos.
Todo esto exige tiempo y requiere dinero. No podríamos pretender construir una red de infraestructuras de transporte en carreteras, ferrocarriles o puertos, en solo cuatro años y sin mucho dinero invertido, porque todos entenderían que sería un dislate fantasioso. ¿Y vamos a creer que sí podemos pasar en cuatro años a dominar el inglés y además sin un abundante presupuesto? No hay soluciones mágicas y deberíamos rechazarlas como propias de populistas o demagogos.
Por lo tanto, llámese TIL u otro concepto, pongámonos de acuerdo entre todos para edificar el futuro de nuestra sociedad, de nuestros hijos. No podemos permitirnos fracasar en este asunto crucial.
Situación en 2014.
No ha habido progreso alguno en grave situación devenida, con los dos lados anclados en sus posiciones, el Gobierno de PP apoyado en su mayoría parlamentaria y decidido a negarse a ceder en sus posiciones maximalistas, mientras que los profesores, alumnos y la mayoría de los padres se refuerzan con las numerosas evidencias de que el TIL es un dislate ineficaz, como prueba el último estudio sobre la aplicación de un modelo similar en Madrid, un fracaso porque reduce el rendimiento escolar. La solución parece imposible durante este curso y parece que el PP espera a las elecciones europeas de mayo de 2014 para observar cuánto desgaste electoral sufre y ver al final de curso los resultados académicos. Por el lado del profesorado hay una evidente preocupación porque las numerosas jornadas de huelga afectan también al rendimiento escolar y se discurre sobre la conveniencia de buscar otras formas de protesta contra el TIL.
Fuentes.
Artículos.
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Agencias. La huelga docente de Baleares pierde fuelle. “El País” (8-I-2014) 37.
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Capó, Daniel. Capital humano. “Diario de Mallorca” (26-III-2014) 60. Sobre qué soluciones dar al problema de la enseñanza de lenguas en Baleares tras la constatación del fracaso del TIL.
Ferragut, M. Jesús Carro. “Diario de Mallorca” (2-IV-2014) 8. Entrevista a un especialista en la cuestión de la enseñanza bilingüe que advierte de su problemática.
Eza, V. Bauzà rechaza reunirse con la oposición para tratar el conflicto educativo. “Diario de Mallorca” (11-VI-2014) 4.
Manresa, A. La justicia anula de nuevo el decreto de trilingüismo de Baleares. “El País” (24-IX-2014) 39.
Manresa, A. Bauzá reta a la justicia e impone el trilingüismo a 100.000 alumnos. “El País” (27-IX-2014) 32.
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